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EL CASTILLO DE CHILLON (Le château de Chillon) – Montreux

Puede que el castillo de Chillon sea el castillo suizo más conocido y fotografiado. Seguro que si solo conoces un castillo del país helvético, ese será sin duda este magnífico castillo a orillas del Lago Léman que ilustrará no pocos reportajes sobre este país de todos los que hayas leído.

Su situación, su estado de conservación, sus dimensiones… es un castillo con mayúsculas y si eres, como yo, fan de los castillos este es de visita obligada. Además si, como nosotros, planificáis un poco teniendo en cuenta el tiempo atmosférico, y en Suiza se ha de tener en cuenta, es una muy buena opción para uno de esos días de frío o lluvia.

Sobretodo informaros de los horarios antes de ir, y no penséis que lo vais a liquidar rapidito, el edificio es un señor castillaco y así, sin perder tiempo, la visita os va a llevar de 2 a 3 horas. Enserio es como una miniciudad medieval como esas que salen en las películas cuando los caballos atraviesan la puerta de entrada.

Es una visita que los niños van a disfrutar muchísimos ya que se recorren un montón de estancias, se suben y bajan un montón de escaleras, se accede a torres con vistas, se baja a las mazmorras, hay mobiliario, exposiciones… que, ¿se os ha despertado el interés? ¿Os venís a recorrer con nosotros el castillo de Chillon? Pues allá vamos.

El edificio actual es el resultado de las modificaciones que durante su historia ha sufrido el castillo desde el siglo XII hasta la actualidad aunque el peñasco sobre se el que se asienta parece ser que ya estaba ocupado en la edad de Bronce. En 1803 pasó a ser propiedad del cantón de Vaud.

La visita empieza una vez atravesado el puente que salva el foso del castillo y el primer espacio es una especie de patio alrededor del cual se localizan algunas estancias que en su tiempo ocupaba la servidumbre. Es como un patio de esos de película donde los caballos llegaban y eran recibido por los mozos. Aquí en este espacio está la tienda y los servicios. Aún encontraremos tres patios más similares a este.

Siguiendo el itinerario que nos marca el folleto que nos dan al comprar las entradas las siguientes estancias (todas están numeradas) que se visitan son las que hay bajo tierra. La bodega, el almacén y la prisión. Esta prisión es famosa gracias a un poema que Lord Byron escribió en 1816 y que narró el cautiverio de François Bonivard, podéis ver una placa conmemorativa al respecto. Una vez visitada esta parte que queda bajo el suelo se vuelve otra vez al patio.

En la pared una placa conmemora la estancia de Lord Byron en el castillo

A partir de aquí se inicia un recorrido (casi infinito) por un conjunto de estancias a partir de las cuales se puede ir viendo como transcurría la vida en el castillo en sus diferentes épocas.

En los diferentes espacio encontraréis, paneles explicativos, mobiliario y reconstrucciones de estancias con representaciones de escenas cotidianas que dinamizan la visita.

También hay algunas exposiciones.

Especialmente interesante me pareció el uso de la madera en los techos que da al castillo un aspecto algo más cálido alejándose del aspecto tosco y frío de los castillos de  zonas algo más inhóspitas. A destacar también el camino de ronda que servía tanto para vigilar el exterior del castillo como el interior y que ofrece unas interesantes vistas al lago, a los Alpes y al interior del castillo.

Como ya hemos dicho el castillo es producto de innumerables modificaciones y restauraciones de las diferentes épocas pero se conservan algunos elementos originales como las columnas de roble del comedor del castellano que datan del siglo XIII, esta estancia es muy amplia, tanto que durante la época bernesa fue dividida en dos utilizando una parte como cocina y otra como comedor. La estancia tiene unos grandes ventanales que la dota de gran luminosidad.

También hay estancias que han conservado su función en varios periodos como algunos dormitorios, algunos cuentan con antesalas donde se ubicaba el servicio y también se pueden ver estancias adyacentes con las cubetas que hacían servir para bañarse, los habitáculos para las letrinas también se pueden visitar.

Las innumerables decoraciones y las pinturas murales datan de diversos periodos.

La capilla privada de los condes y de los duques de Saboya también se puede visitar. Durante la reforma protestante fue usada como granero y polvorín pero se recuperó su función a comienzos del siglo XIX.

Y como colofón el Torreón que se ubica casi en el centro del castillo y se cree que data del siglo XI, ofrece una vista de 360°  del castillo y sus alrededores.

Hicimos esta visita por la tarde después de comer, el día era soleado y el atardecer dio al castillo un aspecto impresionante, la hicimos en familia con niños de edades comprendidas entre los 8 y los 12, que estuvieron entretenidos todo el raro, hay una tarifa familiar que vale la pena aprovechar. La afluencia de gente es moderada.

No es muy adecuado para personas con movilidad reducida.

¿Después de leer este artículo visitaríais el castillo de Chillon? Si os decidís no olvidéis volver por este blog, vuestra experiencia y sugerencias enriquecen el artículo. Os podéis expresar libremente en los comentarios.

Para información práctica y actualizada la web del castillo.

Os adjunto también la experiencia de otros viajeros para ampliar información:

Castillo de Chillon: excursión de un día desde Ginebra publicado en Callejeando por el planeta.

Castillo de Chillon, una joya medieval de Suiza publicado en MundoXDescubrir.

Hicimos esta visita en abril de 2019.

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